El peso de existir cuando nadie te ve (desde la mirada de un padre)


El cuaderno de nadie

El peso de existir cuando nadie te ve (desde la mirada de un padre)


Hay días en los que me levanto y hago lo que tengo que hacer.
Trabajo. Lucho. Sostengo.
Y por dentro... silencio. 

No me quejo. No me rindo.
Solo siento ese vacío raro, ese cansancio que no se cura con dormir.
Porque no es físico. 
Es emocional. Es mental. Es silencioso.

Es sentir que doy todo y, aun así, a veces parece que no es suficiente.
Que estoy, pero nadie lo nota. 
Qué cargo todo, pero nadie lo ve.

Ser padre no te da superpoderes.
No te hace inmune al dolor, a la duda, al desgaste.
Solo te enseña a esconderlo mejor.
A seguir adelante, aunque te estés desmoronado por dentro.
A sonreír cuando lo único que quieres es quedarte en silencio.

Y es que el mundo no te da espacio para caerte si eres padre.
No hay permiso para quebrarte.
Tienes que ser fuerte, incluso cuando estás al borde. 
Tienes que ser "el que puede con todo".

Pero la verdad...
Hay días en los que no puedo.
Y no pasa nada por decirlo.

Lo más duro no es el cansancio, ni las cuentas, ni la presión. 
Lo más duro es sentirte invisible.
Es pensar que si tú no estuvieras, todo seguiría igual.
Es ese miedo silencioso de no ser lo suficiente.
Ni como padre, ni como persona, ni como nada.

Este blog no es una queja. 
Es una válvula.
Un espacio donde puedo escribir lo que a veces no sé decir.
Donde puedo ser yo, sin filtros, sin máscaras.

Porque también necesitamos un lugar así.
Los que sostenemos, los que callamos, los que fingimos que todo está bien.

Si alguna vez te has sentido invisible...
Si alguna vez sentiste que te rompías en silencio...
Este espacio es para ti.

Bienvenido
Aquí comienza El Cuaderno de nadie.

Gracias por estar.



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